‘Culiacanazo’: A dos años del fallido intento por detener al hijo del ‘Chapo’

Seguridad

LEGAL. En la memoria no solo nacional, sino internacional, queda el día en el que el Gobierno Federal buscaba atrapar al menor del capo de Sinaloa


Redacción
Sinaloa|2021||10|17
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Los Noticieristas relatan que este día, se cumplen dos años de aquel 17 de octubre del 2019, aquel día en el que un grupo de unos 300 sujetos armados hasta los dientes, en vehículos modificados para portar armamento pesado pusieron en jaque a Culiacán.

En esa ocasión, los sicarios desnudaron al sistema encargado de la seguridad y protección de los ciudadanos que quedaron en medio de las balas, de camiones incendiados bloqueando calles, ciudadanos que conocieron el verdadero rostro del crimen organizado y confirmaron que no es ese bandido noble que ayuda al más necesitado, ese día se supo que es un espectro que se encuentra en todos los puntos territoriales y en cuestión de segundos irrumpe donde tenga que hacerlo, demostrando quién es el que manda en territorio sinaloense.

Esta efeméride, recordada como “jueves negro” sigue haciendo eco entre la sociedad que aquella tarde conoció lo más cercano a lo que es el verdadero infierno, continua siendo difícil de digerir y prácticamente en cualquier rincón de Culiacán, hay alguna persona que tenga una historia que contar sobre este operativo fallido de la Secretaría de la Defensa Nacional y que hizo popular a quien hasta ese entonces había pasado desapercibido para la gran mayoría: Ovidio Guzmán, el hijo menor del capo y por muchos años líder del cártel de Sinaloa, Joaquín Archivaldo Guzmán Loera “El Chapo”.

Todavía no eran las 4 de la tarde cuando Mónica Torres, avecindada desde hace más de 20 años en el sector 6 de Enero se dirigía a su cita médica. Circulaba en su automóvil por la zona conocida como ‘la novena’, en el crucero de la avenida Álvaro Obregón y Universitarios, ella escucha detonaciones; “fueron balazos”, pensó al mismo tiempo que comenzó a sentirse mal, lo que la obligó a desviar su trayecto e ingresar al estacionamiento de una plaza comercial ubicada a metros de donde se encontraba.

Ya en el lugar, solicitó el servicio de transporte privado, el vehículo llegó pronto, pero al tomar de nuevo hacia la Obregón, los ocupantes del auto empezaron a ver otros automóviles atravesados, un camión ponchado que obstaculizaba una vialidad, y el estruendo de las balas no cesaba, fue cuando el chofer de la plataforma y Mónica se dieron cuenta que la ciudad estaba siendo tomada por los grupos delincuenciales que superaban en equipamiento y elementos a las fuerzas del orden en la ciudad.

“Yo tenía cita con el doctor, iba por la “Novena” cuando se escucharon balazos, como no me sentía bien, me estacioné, me subo a un Uber y empecé a ver carros atravesados, un camión atravesado todo ponchado y más balas. No sabíamos ni qué hacer, no hallábamos por dónde salir. Terminé en la casa de una amiga porque ya no pude regresar ni por mi carro ni a la casa hasta el siguiente día. Estuvo muy feo lo que a mí me tocó porque fue el principio de la balacera de ese día”, relató.

Aquella fecha que sirvió de inspiración para realizar narcocorridos, enaltecer a los grupos armados y denostar a las fuerzas del orden.

Sigue presente en la memoria de los que quedaron en el fuego cruzado. Días después, el mismo presidente de México Andrés Manuel López Obrador, reconoció que fue una orden directa que él dio, la que obedecieron las autoridades que, de acuerdo con información dada a conocer por el Ejecutivo Federal, tuvieron que liberar al menor de los Guzmán, quien ya había sido capturado en un operativo que se salió de control y de ello existen miles de evidencias.

Al paso de los días, el mismo gobierno federal dio el saldo: 8 personas muertas y 16 heridas de bala, entre ellas varios inocentes. Así como 49 reos fugados del penal de Aguaruto. Sin embargo, hay quienes aseguran que el número de personas asesinadas superaba la cifra de los 20, además de los incalculables daños a vehículos compactos, camiones de carga, tráileres, transportes urbanos que fueron baleados o quemados; e infraestructura de viviendas y edificios de comercios que hasta hoy, siguen siendo prueba física de aquel ‘jueves negro’, ese capítulo que nadie quiere que se repita en la ciudad de Culiacán.

Hoy se cumplen dos años y entre todas las pruebas plasmadas en imágenes, videos, relatos y testimonios de quienes lo vivieron en carne propia, ni Sinaloa ni Culiacán conocen la verdad de lo ocurrido, sólo las versiones ‘oficiales’ de las autoridades, mismas autoridades que fueron exhibidas abrumadoramente por el poder del “narco” que se impuso y que sin lugar a dudas, podría volver a ocurrir el día y la hora que éstos cárteles vuelvan a sentirse agredidos por las corporaciones de seguridad del gobierno, las cuales hacen dudar a la sociedad sobre su capacidad de respuesta y preparación para otro evento como este, del que ojalá, no volvamos a hablar nunca más.

Con información de Los Noticieristas.

www.losnoticieristas.com