Cuidado con los “Trastornos o Enfermedades Mentales”

Cuidado con los “Trastornos o Enfermedades Mentales”

La semana pasada se me preguntó para una nota de opinión acerca de cuáles son los “trastornos” más frecuentes en Sonora.

Deseo ampliar mi respuesta en este artículo, sobre todo para prevenir de las confusiones que los llamados “trastornos” o “enfermedades mentales” provocan en nuestra sociedad.

Es muy importante entender que las frases que utilizamos en nuestra vida cotidiana, tienen muchos sentidos, dependiendo del contexto en que las utilizamos y de acuerdo a una lógica. Si yo digo, “pásame el gato para desponchar la llanta”, sería bastante ridículo que me acercaran el animal de cuatro patas que maúlla, lo que yo espero es que me acerquen la herramienta que se utiliza para levantar un auto.

El problema de hablar de “trastornos” o de “enfermedades mentales” en la vida cotidiana, es que se utilizan estas expresiones bajo una lógica que crea muchas confusiones, además de provocar más perjuicios que beneficios.

La ansiedad, por ejemplo, se le llama “trastorno de ansiedad”, y las personas al escuchar eso, dicen “tengo un trastorno de ansiedad”. Esto es un error, ya que no se “tiene” nada. Cuando decimos “tengo frío”, también es un error, más bien “siento frío” es la expresión correcta. Porque el tener algo implica una localización específica, por ejemplo, si alguien dice “tengo una infección”, la pregunta más obvia es “¿dónde tienes la infección?” y se puede responder “en la garganta”. En este ejemplo, el uso de la palabra “tengo” es correcta, porque hace referencia a un lugar donde puedo localizar la posesión.

La ansiedad no es “algo”, es una forma de afrontar lo que nos sucede. Las personas “tranquilas”, son personas que en vez de preocuparse por lo que pasa, buscan soluciones, en vez de tensar la espalda y el estómago, se tranquilizan para pensar con claridad. Las personas “ansiosas” piensan que todo lo malo que puede pasar, viviéndolo como si fuera una realidad, en vez de aceptar que no podemos vivir en el miedo y que también puede que lo que nos suceda sea bueno.

Definitivamente el “trastorno” más sobre diagnosticado y que ha creado muchos perjuicios es el famoso TDA (Trastorno de Déficit de Atención). En psicoterapia hemos escuchado en muchas ocasiones al solicitarles algo a los niños o adolescentes que recibimos la siguiente expresión: “eso no lo puedo hacer porque tengo TDA”.

Nuevamente “tengo” TDA, como si fuera algo localizado en alguna parte del cuerpo, cuando es una forma de desenvolverse. La mayoría de estos niños, realmente lo que necesitaban era apoyo psicológico y más límites en casa. No necesitaban una etiqueta que la aprovecharon para utilizarla como pretexto para no hacer actividades que se les solicitaban en escuela.

Si un maestro de educación física le pide a un alumno que corra, y este niño le dice “no puedo profesor porque tengo un desgarre”, no es lo mismo que un maestro de matemáticas le pida a un alumno que haga un ejercicio y éste le diga “no puedo porque tengo TDA”.

Lo mismo podemos decir de la depresión, de la bulimia, de la anorexia y muchos más fenómenos de comportamiento que los estamos entendiendo de manera confusa y que hace más complicado el poder apoyar a estas personas a salir adelante de estas dificultades que están pasando.

Citando a Emilio RibesIñesta, hemos llegado al extremo de “haber medicalizadolos conflictos morales de las personas”. Un amigo médico me decía: “por favor, habla con la gente acerca de esto, me quieren mandar a niños de guardería para que los medique por hiperactividad”. Afrontemos estas problemáticas de manera correcta y todo en su justa medida, cuando se necesite verdaderamente medicamento, que sea un apoyo, no “la  solución” que hace a un lado nuestro esfuerzo y dedicación por ser felices.

Si deseas contactarte conmigo, puedes hacerlo en la siguiente cuenta de Facebook “Psicólogo Fernando Reyes” y recuerda, siempre busca el bienestar en tu vida. Hasta pronto.

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